jueves, 10 de junio de 2010


Journey.
Por: Oliver Madín.
Entre acordes y verdugos.
Los días no se detienen, corren su propia carrera, la religión es cada vez más vulnerable, más impotente, nuestros máximos representantes están atrapados en una jaula llamada ambición, la sociedad aún sigue doblegada por la delincuencia organizada, por la corrupción que es muy amiga de las autoridades, las televisoras se encuentran en una guerra sucia, donde parece que el ganador es el que más programas estúpidos logre transmitir, sin entender que los únicos afectados son los televidentes, y lo peor de todo es que hay quienes disfrutan esa típica batalla.
Pero ¿qué se puede esperar de una sociedad acostumbrada al conformismo? ¿A la mediocridad? Pues simple y sencillo: que la lucha de los inconformes se mantenga en pie, que tengan asidas sus armas en forma de instrumento, portando la voz las minorías en cada presentación y manifestando su opinión a través del micrófono. La música se ha ido por distintos caminos, y uno de ellos es la mercadotecnia, y claro que los grupos que pertenecen a esa línea, no van a desaprovechar la oportunidad, sin embargo, existen bandas que se dedican a crear buena música, olvidándose de que su contexto está atrapado en las redes de de varios verdugos, y eso los hace más fuertes, los hace querer ser mejores, y algunos prefieren viajar independientemente, sin patrocinadores o disqueras de por medio que los apoyen, con el fin de seguir con su protesta, con la necesidad de ser escuchados y gritar que están ahí, que son músicos valientes, y que prefieren quedarse 3 días sin comer, a estar trabajando como esclavos para alimentar la cartera de los empresarios.
El rock independiente ha tomado fuerza, y depende de ellos y su apoyo mutuo de seguir vivos en la escena, de no dejarse arrollar, de no dejarse vencer. Vemos que sucede en estos días. Salud.

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